Infodemia: Viralización, o medios no-muertos

¿Lo sientes? ¡Ay, carajo!
Wah-ah-ah-ah
Wah-ah-ah-ah
Levántate, vente, éntrale a la peste
Levántate, vente, éntrale a la peste
Levántate, vente, éntrale a la peste
¿Por qué no te mueres de una vez?
Éntrale a la peste.
Ahí viene.
Prepárate para morir.
Preparate para… morir.

El amanecer de los muertos (película, 2004)

No hace mucho, todo el mundo soñaba con hacerse viral. Cada share o publicación quería ser tendencia. Cada insta-imagen quería subir al Cielo de la Nube a bordo de la misma transmisión mega-meme. Nada era mejor que convertirse en un medio no-muerto. Cada enlace exigía que lo pulsaran duro, una y otra vez, hasta que la no-muerte nos des-enlace. Daba igual que fuese ciberanzuelo o el Centro Zombi del CDC (como détournement informático pedagógico salvaje), o la revista de informes forenses de la post-política-pública, o las fake news del canal Fox. Todos le entrábamos a la peste pantallónica de los medios no-muertos.  

Ahora me encuentro buscando refugio del contagio incontenible del SARS-CoV-2 que produce el COVID-19, para ser virológicamente específicos, nadando en el tsunami masivo de las olas infodémicas. Yo, como miembro de la clase privilegiada de la pandemia, existo en mi crisálida virtual—un estado de privilegio que nos fue ofrecido al comienzo de la materialización de los sueños neoliberales en 1981 por Faith Popcorn, pronosticadora de tendencias y consultora de márketing para Reagan y Thatcher. Esos dos siempre le entraban a la peste de la austeridad y la precariedad, y sin duda se deleitarían al ver a la administración de Trump con su política de: “No cuenten con apoyo alguno del gobierno. ¡Acaben de morirse ya! Para que podamos volver a abrir el Sick-fil-A aquí en la esquina”.

Pero regresemos al centro de mi relato telemático de nuestra actual condición de infodemia y a la creciente preocupación de que esta refleja y amplifica, cómo el virus se propaga y cómo puede ser contenido a escala planetaria. Un phármakon medial híper-real. La Organización Mundial de la Salud se preocupa porque, además de combatir la pandemia del COVID-19, también le toca combatir una infodemia que define como “una sobreabundancia de información—alguna correcta y otra no—que le hace difícil a la gente encontrar fuentes legítimas y asesoría fiable cuando la necesita.” Ahora no solo nos enfrentamos al problema de la transmisión de animales a humanos, o vicio-versa; ahora tenemos que añadirle a la ecuación la viralidad socio-técnica que hace circuitos por los sistemas de enfermedad afectiva noosférica-zoonótica sincronizada, que se adhiere al cuerpo, a los cuerpos, a los cuerpos de datos, a los cuerpos de pánico, a las conspiraciones contagiosas y a la condición económica de los machos histéricos de Wall Street chillando sobre las pérdidas y el sufrimiento del 1%. La condición infodémica comparte innumerables selfies con estantes vacíos (“¡justo a tiempo!”) y fotos infectadas con cartelitos de “Estamos Cerrados” compartidos en Instagram, que entonces crean aún más estados de ansiedad y sentimientos de pérdida. El virus ha infectado todos los productos, desde la carne hasta el IKEA. Todos le han entrado a la peste. Hasta la profunda “Nueva Normalidad” del pós-9/11 se ha arrojado a las fosas comunes, ya que nunca jamás tendremos una “normalidad” o una pós-“normalidad”. El COVID-19 nos acechará siempre, coronando al “nuevo anormal” como su nueva cepa.

Si tenemos que hacernos virales, que sea con contra-infecciones hacia el arco de la justicia. No a la velocidad de la infodémica, sino a la velocidad de los sueños compartidos y hechos realidad.

¿Qué otra opción tenemos sino buscar respuestas, cronologías, modelos y simulaciones claras y transparentes, los hechos atómicos, frente a la condición indeterminada de la infodemia? Mientras que las lógicas virales de los fake news de Fox se enlazan y desenlazan con las falsas banderas: que Bill Gates controla el virus, o que un laboratorio secreto de armas biológicas en Wuhan lo creó, o que EEUU envió a un humano como arma biológica a Wuhan, o que Dios nos está castigando otra vez porque no compramos lo suficiente. Durante la actual cuarentena, un número creciente de personas está buscando datos concretos en sitios web de centros de conocimiento no-partidistas (un poco de buenas noticias), como el Centro de Recursos de Coronavirus de Johns Hopkins. Al mismo tiempo, la película de los CoronaZombis  salió anoche con sus reclamos de “¡Liberen a Michigan!” y “¡Liberen a Texas!” La película grado Z dejó claro que son estos super-propagadores que le están entrando duro a la peste. Están más que preparados para morirse de una vez en nombre de El Anaranjado. Estos Trumpoides están todos infectados con un profundo virus fascista que ha invadido sus cuerpos sin cerebro y los obliga a arrastrarse y juntarse frente a hospitales, armados hasta los dientes, para impedir que la gente enferma entre a recibir el escaso tratamiento que apenas consigue. Invirtiendo la narrativa zombi, los que llevan las gorras de MAGA son los no-muertos y las personas moribundas son más que humanas. 

Mientras tanto, destellos de redes y sensibilidades sociales entran en circuito y se repiten. Vemos individuos y comunidades quebrando las narrativas de los brotes. Historias de brotes que siempre están llenas de acusaciones raciales y sólo buscan proteger a los hombres cis heteronormativos. El virus está mutando y creando el potencial de nuevas zonas socio-técnicas de cuidado y burbujas de agencia y voluntad. Están surgiendo cambios sociales imposibles donde el virus revela las grietas y fracturas de nuestras deficientes infraestructuras globales. Algunos países, como Portugal, están ofreciéndoles ciudadanía y derechos a las personas inmigrantes y refugiadas. Algunos países están despoblando las cárceles. México les está otorgando dos mil quinientos millones de dólares a las comunidades atrapadas en la frontera. En EEUU, los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren están proponiendo desligar el seguro médico del empleo, por medio de un plan de salud nacional pagado por el gobierno, y hay estudiantes del grupo Cost of Living Adjustment (Ajuste al Costo de Vida) de la Universidad de California en Santa Cruz que están de huelga, pidiendo la eliminación total del alquiler. En Japón, el pueblo votó para alojar a las personas sin techo en los nuevos hoteles construidos para las Olimpiadas. Podemos ver surgir la luz del apoyo mutuo, desplazando las administraciones del miedo. Las zonas calientes exigen una concrescencia total anti-anti-utópica, exigencias que siempre fueron bloqueadas por los zombis de la imposibilidad.  

Bajo las olas del COVID-19 y su doble infodémico, las nuevas vacunas culturales se están manufacturando, y crearán cambios planetarios que se alejarán del (de los) realismo(s) capitalista(s) (sí, más de una versión es un muerto viviente). Están produciendo un llamado transversal por el salario universal, la educación universal y el cuidado de la salud universal. Tendremos que rematar al (a los) capitalismo(s) no-muerto(s) y asegurarnos que no reactiven las grandes farmacéuticas o reanimen el DOW o resuciten la estafa del seguro-para-los-pocos, o hagan que la bestia Apple-Google aproveche el monitoreo necesario del COVID-19 para entonces monitorear nuestras vidas hasta la tumba de la captura de datos con fines de lucro. Si tenemos que hacernos virales, que sea con contra-infecciones hacia el arco de la justicia. No a la velocidad de la infodémica, sino a la velocidad de los sueños compartidos y hechos realidad. ¡¿Lo sientes?! ¡¡Sí, carajo!!!

—San Diego, 12 de abril de 2020

Traducción de Marlène Ramírez-Cancio


Ricardo Domínguez es cofundador del Electronic Disturbance Theatre 1.0 (EDT), un grupo que desarrolló tecnologías de Plantones Virtuales en 1998 en solidaridad con las comunidades zapatistas en Chiapas, México. Con Electronic Disturbance Theatre 2.0 (Brett Stalbaum, la Dra. micha cárdenas, la Dra. Amy Sara Carroll y Elle Mehrmand) creó la Herramienta transfronteriza para inmigrantes, una herramienta de red de seguridad para teléfonos celulares GPS para cruzar la frontera México-Estados Unidos. Fue miembro de la Sociedad para las Humanidades en la Universidad de Cornell (2017-18) y estuvo en residencia en el Centro Bellagio de la Fundación Rockefeller durante el verano del 2018. Ricardo también es profesor asociado en el Departamento de Artes Visuales de la UCSD.

Marlène Ramírez-Cancio es Directora Asociada del Instituto Hemisférico de Performance y Política. Con sede en la Universidad de Nueva York, Hemi conecta a artistas, académicos y activistas, construyendo espacios de investigación creativa y práctica crítica que dinamizan las luchas por la justicia en las Américas. Marlène también forma parte de la Mesa Directiva del National Performance Network y del Comité Asesor del Center for Artistic Activism, y es co-fundadora y co-directora de Fulana, un colectivo de mujeres latinas cuyos videos satíricos han sido exhibidos internacionalmente y cuyos miembros conducen talleres de sátira para artistas emergentes.


Endnotes

    Works Cited