Diseñé esta herramienta en el 2012, mientras era profesor visitante en el departamento de Estudios de Performance en la Universidad de Nueva York. Quería que la usaran los activistas y performeros a quienes—cuando se les preguntaba qué impacto tenía su trabajo—solo respondían que “creaba conciencia”.
Quizás hay tiempos en los que eso sería suficiente. Esos tiempos no son ahora.
En cualquier momento, las acciones tienen mucho más efecto cuando forman parte de una campaña más amplia. Y si tienes la suerte de vivir en un tiempo en que las cosas están realmente cambiando, y rápido, lo mejor que puedes hacer es dejar que el movimiento te guíe.
Pero debes sentirte cómodo sin saber a dónde te guiará; sólo hazte presente de la forma que te parezca más útil—en las calles, o a nivel financiero, o lo que sea. Lo más importante es que dejes atrás tus propias pautas artísticas (o en nuestro caso, artimañísticas), al menos por un rato.
Esto puede ser difícil. Para nosotros, que nos convertimos en los Yes Men gracias a las protestas en contra de la globalización de 1999, no nos queda claro, desde el 2016, qué rol tiene el humor artimañoso en los Estados Unidos. En una democracia bajo condiciones relativamente “normales”, seguro. Incluso bajo dictaduras, también. ¿Pero ahora, en un país al borde de la autocracia?
Por mi parte, además de algunos videos de campañas políticas que ayudé a producir para las elecciones senatoriales del estado de Nueva York, ningún proyecto creativo que he realizado en los últimos cuatro años se ha sentido útil. Es como si nuestro tipo de artimaña creativa solo sirviera para revelar verdades escondidas, y cuando ya nada está escondido—cuando el emperador ya no tiene ropa, y a nadie le importa—el desenmascaramiento es inutil.
El COVID-19, sin duda, ha expuesto lo que está mal con una claridad brutal, mayor en su escala y magnitud que cualquier acción de los Yes Men podría lograr. Y de repente, con las protestas gatilladas por el asesinato de George Floyd, las formas de incidir se tornan obvias: quemar un cuartel de policía aquí, usar un soplador de hojas allá, marchar para revocar leyes horribles, desfinanciar y desbandar la policía y sacar a los policías de las escuelas.
Esto no solo empieza a lograr cambios reales de por sí, sino que también moviliza y educa; ahora, la mayoría de los estadounidenses piensan que la quema de la comisaría de la policía en Minneapolis fue justificada. Esto empieza a sentirse como el comienzo de un reconocimiento social de los pilares asesinos sobre los que se construyó este país, y del desmantelamiento—con beneficios evidentes para todos—del racismo sistémico que estructura la vida en los Estados Unidos. Y no sólo en Estados Unidos. Por todo el mundo, e inspirados por el alzamiento de Black Lives Matter, la gente está atacando los pilares racistas de sus propias sociedades.
Tanto para nosotros que somos “activistas creativos», como para el resto del mundo, la forma de participar está más clara ahora de lo que ha estado en mucho tiempo. Y ¿quién sabe? En un futuro no-tan-distante, cuando nuevamente llegue el momento de exigir que los líderes se han cargo y sean responsables de sus dichos y promesas, quizas las artimañas creativas vuelvan a ser útiles otra vez.
¡Las vidas negras importan!
—New York City, 28 de julio de 2020
Traducción de Marlène Ramírez-Cancio
Andy Bichlbaum es cofundador de los Yes Men, un colectivo activista y de cine que ha plagado a docenas de entidades, entre ellas Exxon, Shell, la NRA y el Departamento de Energía de los Estados Unidos, produciendo tres documentales galardonados en el proceso, y un cuarto se e que estrenará el 2021. Recientemente, los Yes Men lanzaron la Academia Trickster, que enseña formas de llevar estratégicamente la creatividad a las campañas activistas. Bichlbaum también ha publicado docenas de artículos en todo tipo de revistas, así como dos colecciones de cuentos.
Marlène Ramírez-Cancio es Directora Asociada del Instituto Hemisférico de Performance y Política. Marlène también forma parte de la Mesa Directiva del National Performance Network y del Comité Asesor del Center for Artistic Activism, y es co-fundadora y co-directora de Fulana, un colectivo de mujeres latinas cuyos videos satíricos han sido exhibidos internacionalmente y cuyos miembros conducen talleres de sátira para artistas emergentes.