Un instante hesicástico

En Cuba, como en todo el mundo, la pandemia del Coronavirus ha obligado a paralizar las actividades culturales. Lo cual, en primera instancia, es una desgracia. Para lxs performers, para el público, para los espacios. A la traumática paralización le sigue un proceso de reajuste difícil. En el caso de El Ciervo Encantado, verdaderamente trágico, al tener que renunciar a las presentaciones de Zona de Silencio, nuestro más reciente trabajo, habiendo ofrecido solo cuatro funciones de la temporada de estreno.

Ha sido como interrumpir un parto y decirle a la madre, ya la cabeza de la criatura está fuera, pero para sacar el resto del cuerpo vamos a tener que esperar un tiempo indefinido, quizás unos meses. Inevitable pensar en el desenlace: dos muertes seguras.

Pero el arte y la naturaleza tienen sus misterios. El tiempo, la vida y la muerte se manifiestan, relativizan y dilatan de maneras enigmáticas en cada caso.

Porque en realidad nada se paraliza. Ni siquiera las muertes de la madre y la criatura representan parálisis de algo.

Como aprendimos con Severo Sarduy, solo hay algo permanente y veraz, el cambio.

No podemos negar que el corte ha sido doloroso. Un teatro cerrado es algo muy triste y la imposibilidad de habitarlo es una difícil prueba. Toca entonces descubrir otras formas, otros procedimientos, otros ámbitos, otras miradas y otras maneras de estar en vida. Es un proceso, una investigación, que devendrá en descubrimientos más allá de lo conocido, desplazándonos hacia otros saberes, reinventándonos.

Porque todo será modificado tras la experiencia perturbadora y sobrepasada de esta pandemia, la obra por hacer y la obra realizada, como Zona de silencio. ¿Tendrá sentido pasado el temporal? Seguramente se impondrá la urgencia de otros silencios, o de otros gritos.

Eso entusiasma, y quizás nos devele el sentido de este momento que obliga a crecer hacia dentro, al estilo hesicástico, que José Lezama Lima invocara, y que habla del equilibrio anímico, del reposo y la serenidad, donde se reduce el espacio y se dilata el tiempo, se agranda, se extiende infinitamente. En oposición al estilo sistálico, el de la expansión, el movimiento hacia fuera y de las pasiones tumultuosas, donde el espacio se expande y el tiempo es mínimo: se va volando, se consume sin darnos cuenta, fugazmente.

Muchos otros ejemplos hay de creadorxs que nos convocan desde experiencias de sobrevida a apreciar el valor de cada respiración, a no dejar nada para después, a no esperar, y descubrir otras formas para continuar expresándonos en resistencia.

Hay muertos muy vivos. José Lezama Lima y Virgilio Piñera hoy nos hablan desde su obra, desde sus cuerpos (asmáticos y cardíacos), desde sus propias vidas. Los dos en encierro involuntario, los dos trabajando como obsesos en sus casas-cárceles.

Lezama, cercado, siguió manifestándose, protegido en su biblioteca tapizada de libros cubiertos por microorganismos. Nadie se atrevería a mover o limpiar esa biblioteca cargada del polvo de los años y del humo que exhalaban sus destrozados bronquios. Solo él permanecía en ella leyendo y escribiendo para sí, para Dios, para todos. Refugiado en el ritmo hesicástico que lo mantuvo vital en el tiempo infinito de cada respiración, dándole una conciencia precisa del instante de estar vivo, sin percepción ninguna de futuro.

Virgilio, cercado, no paró de traducir, de escribir. Parado y desnudo frente a su Remington, luego de sus noches de sexo sin amor con algún estibador del puerto, seguramente hermoso y abusador. Religiosamente, de cinco a ocho de la mañana, Virgilio, antes de salir disparado jaba de saco en mano a hacer colas por toda La Habana, las mismas colas patrimoniales, escribía, escribía, escribía con la única certeza de que nadie más que él leería sus “arrebatos”. Refugiado en el ritmo hesicástico que lo mantuvo en vida en el tiempo infinito de cada latido de su fatigado corazón de fumador empedernido, sin ninguna percepción de futuro.

Muchos otros ejemplos hay de creadorxs, en el amplio sentido de esta palabra, que nos convocan desde experiencias de sobrevida a apreciar el valor de cada respiración, a no dejar nada para después, a no esperar, y descubrir otras formas para continuar expresándonos en resistencia. Esa quizás sea la epifanía de esta pandemia que fácilmente puede sobrevivirnos.

Escuchemos entonces el triángulo de bronce, la onda sonora que se dilata, y a Oppiano Licario que desde el diálogo final de Paradiso nos anuncia casi como una orden:

“(…) ritmo hesicástico, podemos ya empezar”.

—Havana, 1 de mayo de 2020


Nelda Castillo es una importante directora y pedagoga con una obra consolidada en el teatro cubano que funda El Ciervo Encantado en 1996. Desde entonces este grupo ha llevado a cabo una fecunda labor a partir de profundos procesos investigativos que han devenido en la creación de un lenguaje propio, caracterizado por el interés hacia el dominio de un entrenamiento actoral singular creado por Nelda Castillo que permite acceder a un particular modo de expresión con la vocación principal de explorar la identidad cultural cubana en toda su riqueza y complejidad desde el estudio de la memoria inscrita en el cuerpo-mente de los actorxs.

El Ciervo Encantado desarrolla una poética singular e inquietante, que integra elementos del performance art y el espectáculo escénico y se sustenta en una rigurosa investigación en torno a los medios expresivos del performer y la presentación. Sus propuestas se alejan formal y conceptualmente del lenguaje teatral tradicional, y operan desde una frontera borrosa en la cual conviven el ritual, el body art, el happening, la puesta en escena, la instalación y el artivismo. Lo que hace de El Ciervo un espacio de laboratorio e intercambio donde se descubren y crean interesantes vínculos entre teatro, artes visuales, música, literatura, danza, investigación teórica etc. Gracias a este constante cruce de saberes la obra de El Ciervo Encantado conecta con disimiles espacios de promoción del arte y la cultura , y escapa a cualquier encasillamiento.

Este grupo ha desarrollado con fuerza el performance escénico, así como las presentaciones e intervenciones en espacios públicos y alternativos con el interés principal de participar desde el arte en los debates del presente, tomando como referente, inspiración y punto de partida la Cuba de hoy, y así conectar con temáticas de interés global. En esta labor se encuentra vinculada desde los comienzos la principal actriz-performer Mariela Brito, como eje y soporte principal de esa línea de trabajo de El Ciervo Encantado.

Endnotes

    Works Cited